8 de marzo de 2013

Un ejemplo práctico del uso de macroinvertebrados dulceacuícolas en programas de conservación

Los ecosistemas de aguas dulces experimentan actualmente un declive progresivo de su biodiversidad. Las modificaciones mediadas por el hombre (alteración del hábitat, contaminación generalizada, represamiento de los ríos, drenaje de zonas húmedas,...) han sido especialmente negativas en estos ecosistemas, afectando a la composición, estructura y funcionamiento de la biota dulceacuícola. Por ejemplo, se estima que, a nivel global, los vertebrados terrestres amenazados oscilan entre 11-25%, mientras que el nivel de amenaza en los grupos que utilizan parcial o totalmente las aguas dulces continentales oscila entre el 13 y el 65%. Todo ello induce a pensar que las especies dulceacuícolas soportan mayores presiones antrópicas que las terrestres y, por tanto, se enfrentan a serios problemas de subsistencia a escala global. Los científicos y las administraciones públicas estarían obligados a desarrollar líneas de investigación e implementar programas de conservación destinados a preservar la integridad del entorno y de las comunidades de seres vivos que lo habitan.

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Juan Antonio Pérez Quintero
Profesor Titular del Departamento de Biología Ambiental y Salud Pública
Facultad de Ciencias Experimentales
Universidad de Huelva

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